Un cafecito para el mayor

Crímenes sin castigo | 23 de septiembre de 2012

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Twitter: @javiermayorca

Peña (izq.), en el Cículo Militar, el miércoles
5 de septiembre.
El 27 de junio de 2005 ocurrió un hecho destinado a cambiar la historia policial del país. Una comisión mixta, encabezada por el mayor (Ejército) adscrito a la Dirección de Inteligencia Militar José Baldomero Peña Carrillo, tomó ese lunes en la noche las calles del sector Kennedy de Macarao.
La redada estaba a cargo de agentes de la DIM, con apoyo de funcionarios de Policaracas y de la subdelegación Caricuao de CICPC, prestados para la ocasión. El objetivo era uno solo: matar al hampón que el sábado previo había ultimado al agente Eduin Toussaint, un subalterno de Peña.
Para ese momento, Peña tenía una condena por estafa a otro militar activo. Sus métodos en Operaciones DIM no tenían contención legal ni ética, cuando se trataba de incriminar a todo lo que sonara disidencia al régimen. El coronel Darío Faría lo sabe. Tan pronto le ordenaron detenerlo, le plantó un fusil en el chasis de su camioneta y lo incriminó por uso indebido de arma de guerra.
Pero lo de Kennedy era otra cosa. Era una cacería guiada por un informante, al que horas antes le dieron una golpiza para que «desembuchara» lo que sabía. El sujeto sólo quería que terminara la tortura, y balbuceó unos datos poco precisos sobre la hora y el lugar en el que llegaría a Kennedy el supuesto homicida de Toussaint.
Los militares y policías civiles que los acompañaban, en su mayoría con pasamontañas, patearon puertas y aterrorizaron a toda la población del lugar. Mientras avanzaba la orgía represora pasó por allí un pequeño Corsa atiborrado de estudiantes de Administración de la Universidad Santa María, quienes creyeron estar ante una toma de las calles por hampones.
Los muchachos trataron de refugiarse en la vivienda de una vecina, pero de nada les sirvió. Tres de ellos fueron heridos y rematados en el lugar por los propios funcionarios, mientras que otros tres (todas mujeres) también resultaron heridas con tiros de fusil, pero sobrevivieron para dar a conocer la historia.
Siete años después, todavía se recuerda la llamada Masacre en Kennedy. El mayor Peña fue uno de los sentenciados a 17 años de prisión.
La semana pasada, fuentes del Ejército aportaron evicencias de que Peña sigue teniendo «vara alta» en la FAN. El oficial, que debería estar recluido en la PGV o Ramo Verde, permanece en el regimiento de Policía Militar de Fuerte Tiuna. De allí sale a diario y se pasea por el Círculo Militar, vestido con sudadera.  A veces, hace visitas conyugales en el hotel de esa instalación, ante la mirada indignada de otros uniformados que lo han reconocido.
Así está la justicia de la Quinta: dura lex con quienes no se pliegan como María Afiuni y muy blandengue con los que hacen el trabajo sucio del régimen.
Breves
*Mucho revuelo ocasionó la exclusiva que dimos a través de El Nacional sobre la muerte del sargento de primera del Ejército Antonio José Canchica, de 41 años de edad, debido a una «caída de altura» en las «viviendas de transición» de Fuerte Tiuna, a las 3 am del sábado 8 de septiembre. El suboficial, como se sabe, fue el encargado de llevar a Guido Antonini Wilson el recado del alto gobierno para que no revelara el origen de la valija que en agosto de 2007 le incautaron policías aduaneros del aeropuerto Jorge Newbery de Buenos Aires, con un aporte de 800.000 dólares para la campaña de la actual presidenta argentina, Cristina Fernández. Canchica fue el emisario del entonces director de la Disip (actual Sebin), Henry Rangel Silva, hoy Ministro de la Defensa, quien a su vez actuaba por encomendación directa del presidente Chávez, tal y como lo demostraron las grabaciones del FBI. Cinco años después Canchica seguía prófugo de la justicia estadounidense. En Venezuela su situación económica era comprometida. De allí su necesidad de vivir en un conjunto habitacional inconcluso, destinado a damnificados por las lluvias de 2011. Su muerte en vísperas de los comicios presidenciales es por lo menos sospechosa. La versión oficiosa filtrada a algunos periodistas indica que el hombre se suicidó en un arrebato de intenso dolor, ocasionado por problemas maritales. Eso explicaría por qué no dejó carta o mensaje para dar cuenta de su decisión. Algo poco creíble. Es obvio que los secretos en poder del sargento cobrarían mucho valor si seguía el ejemplo del coronel retirado Eladio Aponte, o si las elecciones son adversas al actual Gobierno. Canchica, en fin de cuentas, era el eslabón perdido del mayor escándalo de corrupción del régimen chavista, debido a sus connotaciones internacionales.
*La Dirección Ejecutiva de la Magistratura (DEM) en Barinas se ha convertido en el gran empleador de la familia del Presidente. Fuentes de esa institución revelaron que cobran por allí una hija, una cuñada y la esposa de Argenis Chávez; una socióloga hija de Adán Chávez y la asistente personal de Elena Frías de Chávez, mamá del mandatario. Como la DEM no se rige por las escalas salariales de la Administración Pública, las beneficiarias tienen asignaciones muy superiores a lo que ameritarían por sus niveles académicos.

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