Los príncipes de la corrupción
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La Agencia Central de Inteligencia estadounidense (CIA, por sus siglas en inglés) avanza en una investigación sobre el destino de las fortunas amasadas por los corruptos jerarcas venezolanos. Por si fuera poco, encuentra que una parte de estos dineros ha recalado en un pequeño principado europeo, mezclados con los de mafiosos de China y Rusia, que también han ocupado las primeras planas de la prensa mundial. El propósito concreto es determinar quiénes son estos venezolanos y cuánta plata manejan. Para obtener esta información, es claro que no pueden irrumpir en los bancos con órdenes judiciales. Así no actúan los espías. Así que buscan un camino verde, una trocha, de la mano de un renombrado traficante de drogas español, conocido en las agencias de las entidades financieras andorranas por llevar bultos de efectivo para hacer sus depósitos. Mientras hacen el conteo de cada euro, el hombre introduce en las computadoras personales de los gerentes que le dispensaban atención VIP un troyano, convenientemente suministrado por los estadounidenses en un pen drive. De esta forma, los agentes obtuvieron una data valiosísima, que luego fue usada para exigir a entidades como la Banca Privada de Andorra que cesara sus operaciones, en un escándalo internacional de tales proporciones que terminó por poner una lápida sobre este banco. ¿Verdad o ficción? En el prólogo de su último libro Andorra Connection (Miami, 2019) Joaquín Abad aclara que sus páginas son el producto de la imaginación. Pero en la medida en que se avanza en la lectura, nos damos cuenta de que los nombres no han sido cambiados, y que los hechos narrados tienen un anclaje en noticias muy recientes, de realidad pura y dura, en la que los millardos sacados del país por oficialistas y «boliburgueses» termina mezclado en la banca del paraíso fiscal que también sirve a la corrupción española, que a juzgar por el relato de Abad también es abundante y variopinta. Andorra Connection es la continuación de una saga que inició con el lanzamiento de El Andorrano (Miami, 2018), y en la que este periodista se sumerge en la historia de este principado y sus fortunas, gestadas en el contrabando de tabaco y de las personas que huían de los conflictos armados que asolaron a Europa durante la primera mitad del siglo pasado. Con el proceso globalizador, Andorra se transformó en un importante centro bancario, donde los cambistas de otrora encontraron un nuevo nicho de negocios al ofrecer escondite para el dinero de evasores de impuestos, redes terroristas y traficantes de drogas y armas. Esta obra, escrita en una depurada prosa periodística, pareciera más un largo reportaje que un ejercicio de ficción.