¿Una reedición del caso Avispa?

-La visita de un enviado especial del gobierno estadounidense en diciembre marca el tono con el que será tratado el caso de los estadounidenses detenidos en Venezuela

Crímenes sin castigo | 6 de febrero de 2022

Conflictos

En diciembre, Nicolás Maduro confirmó públicamente la visita a Venezuela de Roger Carstens, quien funge como Enviado Especial Presidencial para Asuntos de Rehenes, parte de la nómina del Departamento de Estado de EEUU. Este detalle de cargo es altamente significativo. Aunque formalmente Carstens está en el equipo de la cancillería estadounidense, su especialidad es la negociación de individuos cautivos. A este teniente coronel retirado del Ejército, ex miembro de las fuerzas especiales, no se le ve en países con institucionalidad. En cambio, de acuerdo con su currículum público, ha actuado en lugares altamente conflictivos como Siria, Somalia y Afganistán. Según fuentes del Servicio Bolivariano de Inteligencia (Sebin), en la primera semana de diciembre fue trasladado por el propio director de ese cuerpo, general en jefe Gustavo González López, para entrevistar en el Helicoide al grupo conocido como Los seis de Citgo. En esa ocasión, también vio a Luke Denman y Airan Berry, ex militares y mercenarios de la compañía Silvercorp, capturados durante la llamada operación Gedeón. Para estas entrevistas, se ordenó que todos los presos políticos reingresaran a sus calabozos. Se desconoce si Carstens también vio al veterano de la Marina Matthew Heath, recluido en la Dirección de Contrainteligencia Militar de Boleíta. Detrás de todo esto pareciera existir una delicada negociación. Para el régimen venezolano, el único preso de valía en EEUU es el colombiano Alex Saab, actualmente sometido a juicio por lavado de dinero en una corte de Miami. Por él han hecho campañas públicas en África, Europa y América, conciertos, pintas, caminatas y, más recientemente, han elevado su precio al colocar su libertad como condición sine que non para la continuidad de las conversaciones en Ciudad de México. Así de valioso es para Miraflores. En esta circunstancia, Venezuela no plantearía un “intercambio” si no hubiese algún precedente. No hay que ir muy lejos. Tal y como reportó el rotativo chileno La Tercera, en 2014 el gobierno demócrata de Barack Obama liberó a tres cubanos detenidos desde 1998 como parte de la red de espionaje Avispa. A cambio, el régimen castrista liberó a Alan Gross, quien para el momento llevaba cinco años tras las rejas. Un intercambio de presos. En ese momento, el vicepresidente norteamericano era Joseph Biden.

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