En la Cota 905 continúa una estructura criminal

-La incorporación de menores de edad se facilitaba para la banda de Koki, pues eran de familias vulnerables, revela investigación

Crímenes sin castigo | 30 de marzo de 2022

El suceso del día

Rosibel González
@RosibelCGV

Niños y adolescentes fueron captados por la megabanda de la Cota 905, con miras a expandir el eje de acción criminal hacia La Vega.
Esa estructura criminal continúa, a pesar de que su anterior cabecilla, Carlos Revette, fue ultimado en una operación policial durante el mes de febrero.
De acuerdo con la investigación Esclavizar para delinquir, presentada por Cecodap y la Agencia PANA, el reclutamiento de niños a partir de los cinco años de edad, comenzó con una infiltración “en todos los sectores, observando el comportamiento de las familias, las más vulnerables”.
El coordinador general de la ONG, Carlos Trapani, explicó que los niños más pequeños eran captados para hacer mandados dentro de la zona: compra de víveres, transmisión de recados. “Esto le facilitaba la tarea a los delincuentes que estaban solicitados, porque no podían salir del barrio”, sostuvo.
Los delincuentes manejaban un criterio de selección “por relación de vecindad”. Los más cercanos y conocidos, eran admitidos con mayor facilidad.
“Otros niños fueron seleccionados porque pasaban hambre en sus casas, eran maltratados, y la banda les ofrecía un pago semanal en divisas. Aquí se manifiesta el reclutamiento forzado”, dijo.
La investigación reveló que los adolescentes eran incluidos en el grupo de los “gariteros” del barrio y las zonas montañosas; y al cumplir los 18 años de edad se convertían en traficantes de drogas.
El último escalafón es el de “malandro”. Al joven se le asigna un arma de fuego, y a partir de ese momento se inician en delitos de mayor alcance: extorsiones, secuestros, robos y homicidios.
Con la operación Gran Cacique Guaicaipuro I, que se desarrolló en julio del año pasado, muchos de estos niños y adolescentes tuvieron que salir del barrio. Primero, porque quisieron abandonar a las bandas y esto genera un destierro de la zona, y otros porque se vieron amenazados, acotó Trapani.
Finalmente, indicó que los niños y adolescentes iniciados en la delincuencia – y que aún quedan en estas zonas-, “difícilmente podrán ser reinsertados, ya que el Estado no admite que la estructura criminal continúa, aunque no con el mismo cabecilla”.

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