Nuevo balance de poder
Militares
¿Quién gana y quién pierde con la remoción de Néstor Reverol del ministerio de Relaciones Interiores, y su reemplazo por Carmen Meléndez, actual gobernadora del estado Lara? Según el ex diputado y analista en temas militares Luis Manuel Esculpi, “con la salida de Reverol pierden varios (dirigentes del oficialismo), en primera instancia Tareck el Aissami”. Ciertamente, el gran salto del primer general en jefe de la Guardia Nacional fue en 2008, cuando fue promovido con el respaldo de el Aissami a la presidencia de la Oficina Nacional Antidrogas (ONA). De allí iría al viceministerio de Seguridad y Prevención, y posteriormente ocuparía la comandancia general de la Guardia Nacional y el MRI. Reverol ha sido un promotor de las tácticas de “mano dura” en el tratamiento a la criminalidad, e igualmente a la disidencia política, lo que le valió una sanción del Departamento del Tesoro por violaciones a los derechos humanos. Fue uno de los principales impulsores de las famosas operaciones de Liberación del Pueblo, aunque esa actividad ya había comenzado meses antes, cuando él era viceministro. Las OLP, con su estela de matanzas, fueron duramente criticadas por la Alta Comisionada para los DDHH de la ONU, Michelle Bachelet. No hay duda de que buena parte de los señalamientos consignados en los informes de Bachelet y en de la misión de determinación de hechos de la ONU apuntan hacia este oficial. Cuando fue ascendido por Maduro al grado de general en jefe, en junio de este año, parecía que los rumores sobre su designación para el ministerio de la Defensa tenían sustento. Cuatro meses después, la situación es radicalmente distinta, y Reverol pareciera destinado a un futuro similar al del general Motta Domínguez. Según Esculpi, Meléndez forma parte del entorno directo de Maduro. A él debe su ascenso al grado que ostenta actualmente, así como su paso por distintos despachos del Gabinete. Sin embargo, al sacarla de la gobernación de Lara se comprueba que el círculo del mandatario se hace cada día más estrecho, y que nadie más allá de ese pequeño grupo está dispuesto a sacrificarse en una posición de tanta relevancia como el MRI. Huelga decir que los logros en la gestión de Seguridad Ciudadana carecen de relevancia para este nombramiento. Durante la primera pasantía de Meléndez (2014-2015) las tasas de criminalidad marcaron verdaderos récords, y Venezuela se consolidó como el país más violento del mundo. Las bandas criminales, además, ganaron importantes territorios gracias al avance de las llamadas “zonas de paz”.