Relato de una embajadora colombiana en Caracas

Crímenes sin castigo | 31 de octubre de 2021

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Durante la era Chávez-Maduro, las relaciones entre los gobiernos de Venezuela y Colombia han oscilado entre la tirantez y breves momentos de cordialidad. En estos 21 años han sido muy escasos los relatos de quienes han protagonizado el ejercicio de la diplomacia entre ambos países. Quizá por algo que escuché decir a un ex embajador: el buen diplomático piensa dos veces lo que debe decir, y cuando va a hablar prefiere quedarse callado. La obra de María Ángela Holguín, La Venezuela que viví (Bogotá, 2021) viene a romper con ese paradigma. Esta politóloga fue designada embajadora en Caracas por Álvaro Uribe, en septiembre de 2002, cuando el país atravesaba por una profunda crisis política, que hizo eclosión cinco meses antes, y que tendría nuevos capítulos en los meses por venir. Posteriormente, en 2010, Holguín fue nombrada Canciller, y permaneció en ese cargo hasta 2018, es decir, hasta dos años después de la firma del acuerdo de paz con las FARC en La Habana. Fue ella una de los artífices del acercamiento entre Hugo Chávez y el entonces presidente neogranadino Juan Manuel Santos, sellado para la posteridad con aquella declaración del teniente coronel, según la cual Santos era su “nuevo mejor amigo”. Este libro da a sus lectores mucho más de lo que se pudiera esperar de alguien que hizo carrera en el servicio exterior. Se ve claramente que hubo luz verde para explanar críticas incluso en el orden personal. A la actual vicepresidenta Delcy Rodríguez -con quien coincidió cuando ella era titular del MRE- la ve como una mujer “estructurada, estudiada” quien por desgracia “lleva una amargura en su interior, que le imposibilita tener relaciones con gente que no piensa como ella”. Y en términos más generales, estas páginas contienen datos que permiten entender mejor nuestra realidad actual. Por ejemplo, la decisión de los ministros de la UNASUR en cuanto a rechazar la orden ejecutiva firmada por el mandatario estadounidense Barack Obama, que calificaba a Venezuela como una amenaza “inusual y extraordinaria” para la seguridad norteamericana. Según Holguín, esa resolución del grupo de cancilleres fue negociada a cambio de un compromiso del gobierno de Maduro para convocar los comicios parlamentarios de 2015, que perdió abiertamente. Era una lógica de real política: “Preferimos la certeza de una fecha para la realización de las elecciones a discutir con Washington por una decisión que jamás echaría para atrás”. Por desgracia, este libro que ya llega a su segunda edición en Colombia todavía no es accesible al público venezolano. Esperemos una edición electrónica.

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