Una exploración motivadora a la seguridad privada
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Podría decirse sin temor a equivocaciones que la seguridad privada es uno de los sectores de mayor crecimiento en los países de economías libres y, por qué no decirlo, también en algunos contextos autoritarios. Según el Centro de Ginebra para la Gobernanza en el Sector de Seguridad, para 2016 existían en Latinoamérica 16.174 compañías privadas en este ámbito, que empleaban a más de 2,4 millones de personas. Adam Blackwell, de la Organización de Estados Americanos, calculó que estas empresas manejaban recursos anuales superiores a los 30 millardos de dólares en el área latinoamericana. Y, sin embargo, han sido escasos los estudios centrados en el manejo de estas empresas. Recientemente, se produjo el lanzamiento de la obra El factor M (EEUU, 2023), escrita por el director de Global Security Academy, Carlos Enrique Pérez Barrios. Este economista venezolano tiene una experiencia de cuatro décadas en el mundo de la seguridad privada, primero como empresario y ahora en el plano académico, lo que lo llevó a presidir la Cámara Nacional de Vigilancia y Protección (Canavipro). Pérez Barrios hace una importante exploración en el campo fértil de la seguridad privada, sus rasgos definitorios y sus diferencias fundamentales con los sectores de la seguridad ciudadana y la defensa. Un ejercicio nada banal, tomando en consideración las incursiones cada vez más firmes de las empresas de este ramo en actividades que hasta hace poco se consideraban coto cerrado de los estados nacionales. Obsérvese, por ejemplo, cómo una contratista hace la guerra en Ucrania, en nombre de la Federación Rusa. O cómo los mayores avances en materia de informática forense se registran en los laboratorios de grandes corporaciones, y no en los cuerpos policiales que eventualmente tomarán estos avances para la identificación de piratas informáticos. Pero el punto fundamental de la obra de Pérez Barrios tiene que ver con el desafío que implica mantener el hambre de logros en empresas que, por regla general, tienen a sus nóminas distribuidas en instalaciones ajenas, vigilando y evitando la comisión de ilícitos o faltas. Esta es una particularidad de las compañías de seguridad, que implica un gran reto para la administración del personal. De allí que, para este autor, el llamado “factor M” -por motivación- marcará la diferencia entre las empresas de seguridad que prosperan y aquellas destinadas a engrosar el cementerio de los registros mercantiles. Esta es una importante obra de consulta para el público latinoamericano del ámbito de la seguridad.