Sindicatos y crimen
Criminalidad
*Hay un nexo cada vez más evidente entre los sindicatos, la delincuencia organizada y el poder político en el país. A veces, todas estas categorías parecieran fusionarse
@javiermayorca
El nombre de Yorman Pedro Márquez Rodríguez quizá no le diga mucho a la mayoría de los lectores. Gordo Bayón, en cambio, hará sonar algunas campanas en la memoria colectiva.
Hace dos semanas, la muerte de este hombre de 30 años de edad fue noticia fugaz para la prensa independiente. Márquez fue ultimado a tiros el lunes 2 de junio a las 9 pm luego de participar en una reunión en el mismísimo Palacio de Miraflores, centro del poder político venezolano. Los asesinos probablemente le seguían los pasos desde que tomó un avión la semana anterior para negociar en Caracas la incorporación a nómina de los llamados “tercerizados” de la Siderúrgica del Orinoco (Sidor).
No importó para el Ejecutivo que Márquez tuviese dos medidas cautelares que le impedían salir del estado Bolívar, por su aparente participación en cuatro homicidios. Lo relevante para el poder era su capacidad para aplacar a como diera lugar la conflictividad laboral en una de las llamadas empresas básicas. Declaraciones emitidas con posterioridad por líderes sindicales de la región al sur del país pusieron de relieve que la reunión en Miraflores simplemente no se hubiese llevado a cabo sin la mediación de este hombre.
El cadáver de Márquez fue enviado con premura a Puerto Ordaz, y su sepelio se llevó a cabo con la mayor discreción. Desde luego, este episodio no figuró en la agenda informativa del Sistema Bolivariano de Comunicación e Información (Sibci). Mientras menos sepan, menos explicas.
Nuevamente queda de manifiesto la doble moral. Esa que le impide a líderes de la oposición utilizar vuelos de Conviasa pero que permite el alojamiento de seres con los antecedentes del Gordo Bayón y de sus acompañantes en habitaciones del Venetur Alba Caracas. La que se rasga las vestiduras por un supuesto “golpe continuado” pero que es incapaz de aprehender a homicidas confesos como el que terminó con la vida de Adriana Urquiola.
Márquez: de Bolívar a Miraflores |
Hasta el antiguo Caracas Hilton llegaron también los individuos que querían asesinar a Márquez. Tres días antes del homicidio, el viernes 30 de mayo, uno de los sujetos fue avistado por vigilantes del hotel, y cuando intentaron desalojarlo hirió en un brazo a uno de los uniformados. Aún así no desistieron en sus planes. Acaso sabían que su objetivo no hablaría con las autoridades, consciente de que si asomaba la cabeza quedaría detenido. Es la omertá venezolana.
Hay un vínculo cada vez más estrecho y evidente entre la delincuencia organizada, los sindicatos y el poder político. A veces, estas categorías parecieran fusionarse. Algunas centrales obreras aparecen como meras operadoras de organizaciones criminales. Podrá decirse y con razón que eso también existió en la etapa de la democracia venezolana regida por el pacto de Punto Fijo. Lo distinto en esta con respecto a aquella, además de los actores, es sin duda la intensidad de la violencia ocasionada por las disputas por el poder, tanto en lo interno de los sindicatos como entre ellos mismos, todo por las cuotas de las contrataciones que los propios organismos del Estado les proveen.
Luis Villalobos fue víctima de este círculo de criminalidad. Cuatro días después de lo ocurrido con Márquez, a este delegado de Sovica le dieron 16 tiros frente al edificio Trébol de la avenida San Martín, donde residía. En ambos casos, las averiguaciones policiales han tenido pocos avances.
La esposa de Villalobos, Dayana Ramírez, teme que este crimen fue consecuencia de la disputa por la continuación de las obras del distribuidor Ciudad Caribia, en la autopista Caracas-La Guaira. Así será la magnitud del negocio involucrado que las partes en liza bien podían darse el lujo de matar a un delegado sindica, en la capital del país y a plena luz del día.
Si tendemos la mirada un poco más allá, veremos otros ejemplos del nexo entre sindicatos y delincuencia. El grupo armado más estructurado del centro del país, conocido como la banda del Picure, tiene un claro vínculo con las organizaciones que controlan la construcción del ferrocarril en el estado Guárico. A tal punto ha llegado esta fusión que la página de Facebook del grupo criminal se llama Tren del Llano. Desde luego, en la frágil institucionalidad de la Venezuela actual resulta muy conveniente para cualquier sindicato tener a su servicio a bandas de gatilleros como los de José Tovar. ¿Qué empresario o licitador en su sano juicio se negará a pagarles las cuotas que exigen por la continuación de las obras? ¿Qué central obrera disputará el espacio ganado por los aliados del Picure? En los despachos oficiales de Calabozo ya saben lo que esto significa.
La banda tiene entre sus últimas víctimas al jefe policial de Barbacoas Lisandro Marapacuto, de 34 años de edad. Poco a poco, han extendido su área de influencia a los estados circundantes a Guárico, mientras se supone que sus líderes son perseguidos por los cuerpos de seguridad.
En Carabobo, el tendido de la vía férrea también facilitó la consolidación de una banda que, a falta de mejor nombre, fue bautizada por CICPC como los Sanguinarios de El Cambur. Fue allí, en el trecho que une a Puerto Cabello con Valencia, donde uno de sus más jóvenes exponentes mató a la actriz Mónica Spear y a su esposo Thomas Henry Berry, el 6 de enero de este año. Desde luego, el dato sobre la relación del líder del grupo Leonar Marcano Lugo, alias Gordo Danilo, con los constructores del ferrocarril fue convenientemente omitido por la vocería oficial.
Breves
*La División contra la Delincuencia Organizada de CICPC inició una pesquisa sobre un grupo de supuestos funcionarios que llega a comercios del municipio Libertador para hacer inspecciones de constancias del pago de impuesto sobre la renta y otros tributos. Los sujetos visten chaquetas de la policía judicial y del Seniat. Al encontrar cualquier irregularidad amenazan al dueño del local con cierres y cuantiosas multas. Posteriormente, sugieren un «arreglo» con el pago a un tercero de un porcentaje del monto involucrado en la supuesta irregularidad. La extorsión se ha convertido en una práctica común en el país. Muy pocos casos son denunciados, y menos aún investigados con éxito. A finales de 2013 una abogada denunció en Puerto Cabello que agentes del Servicio Bolivariano de Inteligencia le exigían Bs 600.000 para no incautar mercancías que según ellos eran contrabando para una cadena de comercios de Carabobo, propiedad de empresarios chinos. Los agentes siguen operando con impunidad.
*La ausencia de justicia no es una característica única de Venezuela. En Panamá también ocurre. El 12 de junio se cumplieron seis meses desde que asesinaron en la capital del país centroamericano al venezolano Sergio Schael, nieto del expresidente venezolano general Isaías Medina Angarita. El hombre viajó a ese país en diciembre de 2013 para cobrar una deuda de 513.000 dólares. Hasta ahora, las pesquisas indican que a Schael de 32 años de edad lo mataron con un disparo en el tórax mientras estaba en el edificio Paitilla Office Tower, luego de pautar una cita con el deudor. Posteriormente, arrojaron su cadáver en la avenida Juan Pablo II. Los familiares de la víctima se han quejado pues un tribunal panameño acordó un hábeas corpus a favor de dos de los supuestos implicados, aún cuando ellos no han sido detenidos. Se debe señalar que el Ministerio Público venezolano también inició un expediente sobre este caso, toda vez que algunos integrantes de la supuesta red que mató a Schael son de este país. Esta pesquisa tampoco ha avanzado.
*El Center for a Secure Free Society, organización no gubernamental canadiense divulgó este mes el reporte Canada on Guard: Assessing the Immigration Security Threat of Iran, Venezuela and Cuba. La investigación fue hecha por Victoria Henderson, Joseph Humire y Fernando Menéndez. Advierte que hasta 2011 las autoridades del país norteamericano habían detectado 173 pasaportes emitidos por el Saime (antigua Oni-Dex) para extremistas islámicos. Esto sugiere la existencia de una estrategia para valerse de la Misión Identidad con el propósito de infiltrar individuos en territorio canadiense, que luego desplegarían acciones terroristas en Estados Unidos. Según el documento de 19 páginas un actor fundamental en esta trama sería el actual gobernador de Aragua y extitular de Relaciones Interiores, Tareck el Aissami. Hay preocupación además por el posicionamiento de los círculos bolivarianos en Canadá. Se cree que junto a asociaciones conformadas por iraníes servirían como bases para acciones similares a la ejecutada contra la Asociación Mutual Israelí Argentina (Amia).
*El auge delictivo en el Parque del Este es inocultable. Los antisociales han encontrado que allí pueden operar a su sabor, a pesar de que adentro de ese lugar hay una compañía de la Guardia Nacional, ahora reforzada con elementos de la Policía Militar del Ejército. Aquí el testimonio de una joven que entró en la categoría de víctimas el 4 de junio a las 11 30 am: “ nos encontrábamos dibujando sólo con el bolso de la universidad y el cuaderno de dibujo, después que teníamos como 15 minutos de sentarnos ahí se pusieron dos hombres delante de nosotras bloqueando la vista, como eso me incómodo un poco y decidí pararme para irme a otro sitio pero los hombres se pusieron uno a mi lado y otro al lado de mi amiga como para que no pudiéramos movernos y nos tuvimos que quedar sentadas, entonces ellos empezaron a hablarnos mientras nosotras no le respondíamos ni una palabra, sin embargo, uno de ellos que fue el que habló continuo hablando. Comenzó preguntando que de dónde éramos y qué estudiábamos, también sobre lo que estábamos dibujando, pero a esto yo solo le contesté que ya nos íbamos. Fue entonces cuando el sujeto nos dijo que estaba armado y que tenía varios «muchachos» observándonos desde diferentes puntos del parque por lo que si nos movíamos o gritábamos o teníamos alguna actitud rara nos podían disparar o hacer alguna marca en la cara. También nos dijeron que no querían problemas con nadie, que acababan de salir de la cárcel y no querían volver por lo que teníamos que cooperar. Luego de media hora de psicoterror fue que nos dijo que sacáramos nuestros celulares (que los teníamos en el fondo del bolso) y se los diéramos como si ellos fueran nuestros amigos para que nadie sospechara (…). El señor primero me preguntó si yo tenía mi celular porque no me lo había visto y yo no respondí por miedo. Preferí sacarlo a que el revisara mi bolso y se llevara la cartera o las llaves del carro. Después de esto, los dos se pararon y el que habló todo nos dijo que no nos moviéramos de ahí como en media hora y que después nos fuéramos derecho a nuestras casas sin decirle nada a nadie”. Vale decir que este relato me fue transmitido por una colega periodista, quien al igual que las jóvenes fue asaltada en el mismo parque, mientras hacía ejercicio.