Justicia callejera

Crímenes sin castigo | 13 de enero de 2013

Criminalidad


Ojo por ojo se hace norma

Twitter: @javiermayorca
Cuando apenas faltaba un día para finalizar 2012 ocurrió en un barrio de San Cristóbal la matanza de tres personas. El caso conmocionó a los habitantes de la capital tachirense, toda vez que una de las víctimas fatales fue una niña de apenas seis años de edad, que luchó contra la muerte durante tres días, a pesar de que había recibido doce disparos. Además, hubo otros tres heridos, niños de 2, 3 y 4 años de edad, respectivamente.
Este caso podría ser tomado como una fiel representación de la forma como se están resolviendo las cosas en la Venezuela actual, donde prevalecen los «mecanismos alternativos de justicia» de los que habló el Observatorio Venezolano de la Violencia en un reporte emitido el mismo día en que ocurrió la masacre.
La tragedia comenzó cuando dos sujetos se bajaron de un Chevrolet Corsa y dispararon a mansalva contra los participantes en una fiesta que se desarrollaba en la vivienda 2-42 del referido sector de San Cristóbal. Dos hombres recibieron la mayoría de los disparos, Jesús Manuel Sánchez y Róbinson Fabián Moreno, de 27 y 23 años de edad, respectivamente. Ambos fallecieron de inmediato. La niña Yailin Rodríguez, de 6 años, murió posteriormente. Todo ocurrió a plena luz del día, lo que permitió a numerosos testigos ver cómo actuaban los asesinos, con las caras al descubierto.
Luego de las primeras entrevistas, la policía judicial los identificóplenamente: Atahualpa Junior Delgado y Albert Leonardo Anceno, de 23 y 20 años de edad, respectivamente.
Fue entonces cuando la justicia se hizo expeditiva. Los agentes aún no terminaban de elaborar la minuta con los nombres de los implicados cuando se recibió una llamada en la central de Emergencias. El 2 de enero, aproximadamente a la misma hora en que ocurrió la matanza, fue hallado en el Parque Metropolitano de la ciudad un automóvil con las mismas características que el usado para huir del sitio de la masacre. En su interior estaban los cadáveres de Delgado y Anceno, ejecutados con tiros de gracia por la nuca.
Hasta ese momento, las pesquisas sólo habían permitido la identificación plena de Delgado, alias Ata, pues había sido vecino de las personas a las que mató y tenía un defecto en el ojo izquierdo que facilitó su reconocimiento por testigos presenciales. Este hombre tenía registros por robo y porte ilícito de arma de fuego. Anceno fue señalado como coautor del hecho sin el debido sustento, gracias a datos supuestamente obtenidos por los pesquisas durante «investigaciones de campo».
Las averiguaciones sobre la masacre, sin embargo, quedaron desvirtuadas con el asesinasto de los supuestos autores, al mejor estilo mafioso. Probablemente, los deudos de la niña y los dos adultos crean que este fue el desenlace adecuado. Ojo por ojo. No obstante, quedan muchísimas preguntas pendientes. La primera, el motivo de la agresión que terminó con tres muertos y tres niños heridos, con sus vidas en vilo.
Breves
*Me llegó una denuncia sobre el negocio montado con la tramitación de dólares para miembros de delegaciones deportivas venezolanas. La información procedente de fuentes tribunalicias indica que una vez obtenida la visa requerida para viajar a EEUU una comisión del Instituto Nacional de Deportes se hace cargo de la tramitación de los dólares para las personas que no poseen tarjeta de crédito, que es la mayoría pues se trata de gente humilde. A los interesados les cobran 2750 bolívares por la gestión del cupo de viajero, que en este caso son 1700 dólares de los 3000 asignados para cada persona por año. En cuanto al cupo para compras por internet les cobran 1000 bolívares. Las divisas son entregadas en efectivo a representantes del IND, y éstos supuestamente también se quedan con un porcentaje. Las cosas han ido más lejos, pues hay personas dentro de la institución oficial que se ofrecen para hacer la gestión ante CADIVI y luego desaparecen.
*El año pasado el gobierno venezolano deportó a 20 personas con solicitudes de captura internacional. Estas expulsiones en su mayoría fueron hacia Colombia, aunque también hubo traslados a Brasil y Grecia. Con esta cifra suman 41 deportaciones en 2 años. La más notable, desde luego, ha sido la de Daniel Barrera Barrera, aka el Loco Barrera, señalado como el mayor traficante de cocaína hasta 2012. Colombia ofrecía 5 millardos de pesos a la persona que aportara los datos sobre su paradero. Otros golpes importantes como el de Diego Pérez Henao, alias Diego Rastrojo, comportaban pagos de hasta 5 millones de dólares. ¿Este dinero se quedó en Colombia?¿No hubo venezolanos beneficiados con el «tesoro» de estas capturas?

*2012 finalizó en Venezuela con una cifra oficial de secuestros similar a la del año precedente. No obstante, expertos como Fermín Mármol García señalan que la «denunciabilidad» del delito ha disminuido debido a la desconfianza de la población en los cuerpos policiales. La cifra real de plagios en el país, según sus cálculos, supera los 3000. Los registros oficiales revelan que ninguna región quedó exenta de este delito. Los plagiarios actuaron incluso en zonas como Delta Amacuro, donde se llevaron al papá de la gobernadora. Las pesquisas sobre este caso apuntan a grupos ligados a la guerrilla colombiana. Por supuesto, este dato nunca fue admitido públicamente por las autoridades

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