El cadáver en la iglesia

Crímenes sin castigo | 24 de marzo de 2013

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Twitter: @javiermayorca

El 3 de marzo a las 7 pm terminaron los días de uno de los indígenas más controversiales del país, el cacique yukpa Sabino Romero Izarra.

A sus 48 años de edad, era difícil vislumbrar para su historia un final distinto que el que tuvo. En su frente tenía –siguiendo la metáfora de Cien Años de Soledad- una “cruz de Aureliano”.
La muerte sorprendió a Romero cuando regresaba a casa en una motocicleta junto a su esposa Lucía Martínez de Romero, de 44 años de edad, y su hijo de seis años Briceño Romero. Momentos antes había participado en la votación para elegir al nuevo cacique mayor de la comunidad Shirapta, radicada en Perijá.
Romero, siempre polémico
Ya la policía judicial identificó plenamente a los homicidas. Los dos matones, encapuchados y en motocicleta, eran plenamente conocidos por la víctima, su mujer y la comunidad donde decidieron cometer el atentado, usando una pistola calibre 9 mm.
Las averiguaciones sobre este crimen tuvieron un tropiezo inicial, pues los propios miembros de la etnia de Romero impidieron el levantamiento del cadáver y alteraron el sitio del suceso, alegando razones religiosas. Fue después de horas de negociación que permitieron el trabajo de los especialistas. En ese momento, los restos del líder yukpa estaban en el interior de la iglesia de la localidad.
A Romero lo alcanzó la violencia ocasionada por sus propias actividades. El hombre, señalado como “irreductible” en semblanzas divulgadas luego de su muerte, tenía diez registros policiales por delitos tales como robo, abigeato, lesiones y 3 casos de homicidio, todos instruidos durante los últimos diez años. Demasiados frentes abiertos al mismo tiempo.
Las investigaciones de campo indicaron que en los momentos previos a la muerte de Romero fue avistado en los alrededores un sujeto conocido como José Antonio Romero Bracho, alias Manguera, quien se la tenía jurada al líder indígena por haber promovido la invasión de la finca de su papá.
Manguera, además, solía conducir una motocicleta Bera azul con las mismas características que la utilizada por los criminales. El también tiene su estela de violencia, pues se le señala por el homicidio de Juan Carlos Fernández. El caso de noviembre de 2006 ocurrió en el mismo barrio el Tokuko. Otro crimen impune.
Como cooperador inmediato en el crimen contra Sabino Romero es señalado un hombre con antecedentes por hurto de vehículos, Giovanny José Delgado, también conocido como Mantequilla.
Hay además un video tomado por una cámara ubicada en la vía donde ocurrió el crimen. Todo pareciera indicar que el caso dentro de poco quedará “policialmente resuelto”.
De hecho, al cierre de esta edición se reportaron cinco detenciones, luego de diversos allanamientos. Dos de los aprehendidos son agentes de la policía municipal de Machiques. También está Mantequilla tras las rejas, pero no Angel Romero. Así que aún falta un camino por recorrer. La conspiración para matar el líder yukpa aparentemente involucra a un grupo numeroso.

¿El móvil? Venganza, según la policía. Si no se hace justicia, se saldará con otras.

Breves

*Un grupo de abogados de la Gran Misión A Toda Vida Venezuela asesora al Ministerio de Relaciones Interiores en la elaboración de una resolución que abrirá un tiempo de amnistía para la entrega voluntaria y anónima de armas de fuego. La medida está inspirada en una experiencia brasileña, en la que además se le daba una bonificación a la persona que llevaba la pistola, el revólver o cualquier otra pieza por el estilo. Según especialistas como Fermín Mármol García, se abrirá una brecha más para la impunidad. Cifras oficiales indican que en el 92% de los casos de homicidio del país no se lleva a cabo ninguna detención. Del otro lado, estudios efectuados por el propio Gobierno en tres de las parroquias más violentas de Caracas indican que sólo una de cada tres personas estaría dispuesta a atender al llamado para entregar sus armas.

*Los templos católicos son, junto a las escuelas, quizá los espacios públicos más asediados por el hampa en el país. El domingo 10 de marzo se llevaron bienes valorados en aproximadamente 3000 dólares de la iglesia Nuestra Señora del Rosario, frente a la plaza Bolívar de Baruta. El miércoles de esa misma semana, cuando el país presenciaba los actos relativos al velatorio de presidente Hugo Chávez, los hampones se llevaron numerosos bienes de la iglesia ubicada frente a la plaza La Concordia. Hay en esto una mezcla de profanación con vandalismo. Este año se han conocido cuatro casos de ataques a instalaciones del catolicismo y a sus responsables. El de mayor impacto fue el del 13 de enero contra el párroco de Caricuao Marco Robayo.

*La revista alemana Der Spiegel publicó en su última edición un reportaje sobre el tráfico de drogas en Guinea Bissau. El trabajo arroja luces sobre la actividad del grupo conocido como “los venezolanos” en la región de Africa Occidental. Esto se une a informaciones anteriores que permiten señalar la existencia de redes bien organizadas. Su impacto ya fue observado en el Reporte Mundial sobre Drogas de la ONU, correspondiente a 2010. Desde luego, nada de eso sería posible sin estructuras criminales en el país de origen, con participación de altos oficiales de la FAN, activos y retirados. En la actual circunstancia será muy difícil sacar a la luz importantes datos. Todo dependerá de los resultados de las nuevas elecciones, convocadas para el 14 de abril.

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