La partera de la historia

Crímenes sin castigo | 12 de mayo de 2013

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Twitter: @javiermayorca
El presidente en ejercicio Nicolás Maduro inició su administración aplicando un estilo que alguna vez intentó su predecesor Hugo Chávez: el gobierno itinerante, de calle. Uno de sus primeros gabinetes móviles lo llevó a cabo el jueves 2 de mayo en Los Teques, estado Miranda.
El acto tuvo más bien un valor simbólico, pues fue poco lo que realmente se decidió durante su desarrollo. Ya todo estaba «cocinado», por decirlo de alguna forma. Pero al fnal transmitió el mensaje de que Miraflores quería instalarse en la casa de gobierno del opositor Henrique Capriles.
Como era de esperarse, uno de los temas tratados fue el control de la violencia criminal. Miranda, es cierto, se disputa con el Distrito Capital el primer puesto entre las regiones más violentas de un país que según Naciones Unidas está entre los cinco más violentos del mundo. Entonces no es poca cosa.
Es por esto que el tema ameritaría de parte del Primer Mandatario un tratamiento más serio. En las actuales circunstancias nadie en el país está en capacidad de afrontar la criminalidad sin juntar esfuerzos con los demás niveles de gobierno. Pero Maduro, con su estilo pugnaz y contradictorio, dicta la pauta de la división.
Comenzó mal. Sus primeras promesas de campaña tuvieron que ver con el tema de la seguridad, y aún no las ha cumplido. El plan de desarme voluntario y anónimo está listo, pero él no lo aplica acaso porque muy en el fondo no cree en eso, y prefiere hacerse el loco. Sobre Maduro pesa la contradicción tremenda de que lograr la paz en Venezuela realmente no le conviene. Solamente las tensiones, el enemigo común, sirven como elemento unificador en ese saco de gatos que actualmente es el oficialismo.

Borges, una de las víctimas

¿Cómo pedir la paz y el desarme cuando los legisladores llamados a aprobar tales iniciativas tienden emboscadas a los opositores en el propio hemiciclo del Parlamento?

La violencia, por lo tanto, no es un elemento casual en el actual estamento político. Es consustancial. Viendo lo sucedido a los diputados Maria Corina Machado, Julio Borges, Américo de Grazia e Ismael García uno llega a la conclusión de que la violencia será, una vez más, la partera de la historia venezolana.
Breves
*Dos hombres y una mujer son presentados ante los tribunales de control por el asesinato del corredor de bolsa Luis Alejandro Pulgar Corao, ultimado en su propia casa de Altamira en septiembre del año pasado. La parálisis de esta averiguación propició la destitución del jefe de Homicidios, comisario Jesús Ollarves. Uno de los detenidos es un inspector de la sección antiterrorista de la propia central policial. El caso apunta a un complot para cobrarle a Pulgar una cuantiosa deuda en dólares. Curiosamente, las detenciones ocurren casi inmediatamente después de la transferencia del comisario Luis Karabín desde la subdirección de la policía judicial a la dirección de la Policía Nacional.
*Con los cambios en la directiva de CICPC nuevas órdenes han fluido a las partes bajas de la jerarquía institucional. Una de ellas es que los casos «sensibles» sean notificados de inmediato por toda la cadena de mando. Esto incrementa las posibilidades de un control político temprano sobre tales expedientes. La directriz fue divulgada al conocerse las discrepancias entre las conclusiones de las pesquisas policiales y las versiones oficiales dadas a conocer en torno a los supuestos «mártires» del 15 de abril. Muchos de ellos, según determinaron las averiguaciones policiales, en realidad fallecieron en ajustes de cuentas o riñas con personas de su misma tolda política.
*Mucho descontento en las filas de la Policía Nacional. Dos razones: por una parte la directiva aún no se ha puesto al día en el pago de beneficios extrasalariales tales como cestatickets e incremento en la cobertura del seguro. Por el otro, los agentes están sometidos a una creciente presión política, como el resto de los empleados públicos. La semana pasada, nueve de ellos fueron presentados a los tribunales por haber controlado los desórdenes propiciados por un colectivo que opera entre el 23 de Enero y Catia, llamado Ho Chi Min.
*La Fiscalía designó a un funcionario para coordinar las pesquisas sobre la muerte del periodista Johny González, de 33 años de edad, ultimado con tres tiros cuando salía de la nueva sede de la Cadena Capriles en La Urbina, el viernes a la 1:55 am. El colega de la fuente deportiva (cubría boxeo) había terminado su guardia y se dirigía a su residencia. Cuando circulaba por la calle 4 de la referida urbanización fue interceptado por hampones en un automóvil y una moto, con la aparente intención de robarlo o secuestrarlo, aunque no se descartan otros móviles. Su cadáver quedó en el interior del Ford Fiesta Power. Paz a sus restos y mis condolencias más sentidas a todos sus familiares. La inseguridad, de la que siempre hablamos, en estos casos adquiere un cariz mucho más personal, cercano y aterrador. Esperemos que González y sus deudos tengan, por lo menos esta vez, la posibilidad de que se haga justicia.

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