Gobierno contaba con mecanismos para impedir la tragedia en Tejerías

-El Ejecutivo contaba con informaciones que hubiesen posibilitado la declaratoria de un estado de alarma

Crímenes sin castigo | 16 de octubre de 2022

Estrategias

¿Pudo evitarse esta nueva tragedia en Tejerías? Para el momento en que estas líneas eran redactadas, la organización Cáritas calculaba que el desbordamiento de la quebrada Los Patos había afectado a unas 1400 familias de esa población. El último parte de la Cruz Roja de Aragua señalaba que habían muerto 37 personas, y que se desconocía el paradero de otras cincuenta, por lo que la cifra de fatalidades debería ser más elevada. Hay además lesionados de gravedad dispersos por centros de salud de ese estado y de Miranda. Desde la semana anterior, el Instituto Nacional de Meteorología e Hidrología (Inameh) estaba alertando sobre el incremento de la pluviosidad en la región central del país. En Tejerías hubo un primer aviso con la crecida del mismo cauce el 16 de septiembre. Y el Cuerpo de Bomberos de la región había observado la existencia de numerosas construcciones en sectores vulnerables. A pesar de las señales, las distintas instancias de gobierno permanecieron impasibles. No se trataba de algún impedimento legal. De hecho, la Ley de la Organización Nacional de Protección Civil y Administración de Desastres estipula que los alcaldes, gobernadores o la autoridad nacional pueden declarar el estado de alarma en alguna localidad, con el propósito de activar “recursos técnicos, humanos, financieros o materiales, con el objeto de reducir los efectos dañosos ante la ocurrencia inminente de un fenómeno natural técnicamente previsto”. Pero nada de esto se hizo. Luego, cuando ya la crisis estaba planteada, saturaron la zona de desastre con funcionarios, y desde el gobierno central emprendieron una operación de propaganda, en la que desde luego no cabían los periodistas independientes. De allí que el ministro Ceballos los califique de “estorbo”. No porque entraben la recuperación de las víctimas sino porque, precisamente, constituyen una voz disonante con respecto a la narrativa que se desea imponer, y según la cual esta fue una calamidad caída del cielo, ante la que poco o nada podía hacerse con antelación.

PS.: el último parte gubernamental admite que por lo menos cincuenta personas fallecieron en Las Tejerías

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