La insalubridad en las cárceles y retenes mata siete veces más que los homicidas
-En la medida en que disminuye la violencia homicida en los centros de detención, aumentan las muertes por enfermedades mal atendidas
Violencia
Durante los primeros seis meses de 2022 fueron reportados diez homicidios en recintos penitenciarios y en retenes policiales. Esta cifra es sustancialmente menor que la registrada en esas instalaciones en períodos anteriores, incluso durante la pandemia por el Covid-19. Siete de estas muertes ocurrieron en internados judiciales como La Pica, Rodeo II, Puente Ayala, Tocorón y Coro. También reportaron homicidios en retenes de la PNB de San Francisco (Zulia), Cicpc de Barcelona y PoliCarabobo. Ahora, la violencia entre los privados de libertad se da en formas más sutiles. Los decesos ocurren por falta de atención médica. Cuando la persona es llevada a un hospital, generalmente es demasiado tarde. El daño es tal que solo resta esperar a que finalice la agonía. El 21 de junio, por ejemplo, murió en El Llanito Jhonduilson Lozada, de 26 años de edad. Fue hospitalizado el día anterior, cuando hicieron crisis un cólico nefrítico y una severa desnutrición. En esa misma fecha, fue trasladado al referido hospital Efraín Martínez, de 60 años de edad. Los presos que lo acompañaban en la Zona 7 de la PNB Boleíta alertaron a los agentes de guardia que el hombre había caído inconsciente. Nunca más se levantó. Los casos de reclusos que mueren en retenes o internados fueron siete veces más frecuentes que los reportes de homicidio.