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-No es la primera vez que el gobierno estadounidense entrega a individuos sometidos a juicio, como producto de una negociación política. El caso de Alex Saab, sin embargo, tiene matices con respecto a sus antecedentes

Crímenes sin castigo | 31 de diciembre de 2023

En profundidad

@javiermayorca

¿Qué punto en común tienen los espías cubanos de la llamada Red Avispa, el afamado comerciante de armas ruso Víktor Bout y el empresario colombiano Alex Nain Saab?
A primera vista, las líneas de vida de estos individuos nunca se cruzaron. Aun así, tuvieron varias similitudes, que tarde o temprano los llevaron a las primeras planas de los medios internacionales.
Véase, por ejemplo, el caso de los espías. Una primera pista es que cinco protagonistas de esta trama castrista en EEUU -eran 27, de acuerdo con un recuento de la BBC- fueron apresados por agentes del Buró Federal de Investigaciones (FBI, por sus siglas en inglés). Por analogía, un lector avisado ya podrá sospechar que este fue un elemento común a todas estas historias: todos ellos han estado tras las rejas en alguna instalación estadounidense.
Otro aspecto convergente en estos casos es que los detenidos fueron individuos de alta valía para los gobiernos que los patrocinaban. Bout, también conocido como el Mercader de la Muerte, servía como un agente informal de la Federación Rusa, buscando nuevos mercados para los inventarios de armas de la antigua Unión Soviética allí donde se encendían los conflictos, o donde sus auspiciantes del Kremlin quisieran atizarlos. Los registros judiciales revisados para esta columna indican que Bout fue seguido por agentes estadounidenses y de otros países en por lo menos cuatro continentes, hasta que tres informantes colombianos de la DEA lo convencieron de vender helicópteros, fusiles y lanzacohetes a las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC). Esta relación comenzó durante un encuentro en Curazao (2008), y sentó las bases para su posterior captura en Tailandia. Una vida encarnada por Nicolas Cage en el film El señor de la guerra (2005), que perfectamente admitiría una segunda parte, a la luz de los eventos que siguieron a su condena.
Ya se ha visto algo sobre los espías cubanos y Bout. ¿Cuál será entonces la verdadera fuente del valor de Alex Saab para el gobierno venezolano? Una parte de la explicación se encuentra en los documentos hallados por las autoridades de Cabo Verde en el pequeño maletín con ruedas que él portaba, cuando lo detuvieron en junio de 2020. Se trataba, esencialmente, de cartas-poderes firmadas por Maduro y por la vicepresidenta Delcy Rodríguez, que Saab llevaría ante el Presidente y otros altos funcionarios del gobierno de la República Islámica de Irán. De allí salía la cualidad de “enviado especial” con rango diplomático, que luego le confirieron en medio de la crisis por su detención.
Pero nada de eso hubiese sido posible si Saab no contaba con un camino recorrido junto a los iraníes y otros aliados del Medio Oriente, un trayecto cimentado por negociaciones milmillonarias con alimentos, medicinas e hidrocarburos.
Para la Administración para el Control de Drogas (DEA, por sus siglas en inglés), Saab era un informante de primera línea, con acceso a las más altas esferas de gobiernos a los que usualmente cuesta mucho acceder. De allí que, durante varios meses, sus “monitores” de esta agencia estuviesen dispuestos a aceptar sus devaneos.
Un tercer paralelismo entre los espías cubanos, el Mercader de la Muerte y el empresario/diplomático es que todos ellos eventualmente fueron objeto de intercambio por estadounidenses que se encontraban privados de libertad, respectivamente en Cuba, Rusia y Venezuela.
Si se comparan estos episodios, de inmediato saltará a la vista que el de Saab quizá ha sido el más complejo, por la cantidad de nombres involucrados. De hecho, hasta cierto punto con él se rompió el patrón trazado por los casos anteriores.
En el caso Avispa, EEUU entregó a los últimos tres integrantes de la red a cambio de Alan Gross, un empleado de la agencia de cooperación internacional norteamericana Usaid, señalado de crímenes contra la estabilidad del régimen castrista. Este ingeniero se había dedicado a la instalación de nodos de comunicación por internet en Cuba. Su liberación fue en 1994.
Bout fue intercambiado en diciembre de 2022 por la basquetbolista Brittney Griner, encarcelada y condenada por el régimen de Vladimir Putin, luego de que presuntamente la encontraran en posesión de sustancias prohibidas.
En cambio, Saab fue entregado por el gobierno estadounidense a cambio de seis individuos de ese país, entre ellos los sargentos retirados Luke Denman y Airam Berry, condenados por su participación en la fallida operación Gedeón (mayo de 2020). Además, salieron 24 venezolanos que eran tenidos como “presos de conciencia”, entre ellos sindicalistas, activistas estudiantiles, críticos del régimen y miembros del entorno de la abanderada opositora, Maria Corina Machado.
Esto da una idea de lo mucho que el régimen madurista estaba dispuesto a dar por tener a Saab, de vuelta y a buen resguardo. Miraflores cedió más por este colombiano que por los sobrinos de la pareja presidencial, Franqui Flores y Efraín Campo Flores, que habían protagonizado un primer ensayo de intercambio, en marzo de 2022, lo que posibilitó el retorno a suelo norteamericano de la directiva de Citgo.
Pero aquel episodio de los sobrinos fue el resultado de una negociación individual, trabajada como un proceso sin mayor proyección. En ello coincidieron ambas partes.
Lo de Saab por los treinta presos, en cambio, se inscribe dentro de un proceso más amplio, que tiene como marco a los acuerdos firmados en Barbados en octubre. De acuerdo con la internacionalista Elsa Cardoso, la parte más importante de este entendimiento entre Washington y Caracas no aparece en los documentos que hasta ahora han sido divulgados. Y estos son, en definitiva, los de mayor relevancia para el futuro del país.
Otros factores en común en los casos de Bout, los espías cubanos y Saab es que las negociaciones para sus respectivas entregas se concretaron en diciembre. Igualmente, en cada caso el gobierno estadounidense estaba en poder de representantes del partido demócrata. Los republicanos también aplicaron esta fórmula años atrás. El escenario preferido durante la era Reagan fue el puente Glienicke de Berlín. Eran los tiempos de la Guerra Fría.
Al ver a Saab abrazado con Maduro, uno no puede más que recordar aquella frase de Michael Corleone en El Padrino: “Mantén cerca a tus amigos, pero aún más cerca a tus enemigos”.

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