Tren del norte

En profundidad

@javiermayorca

El 16 de enero, se pudo ver por primera vez el rostro de uno de los venezolanos señalados de pertenecer a una célula del Tren de Aragua en Estados Unidos.
Yurwin Smith Salazar Maita, de 23 años de edad, fue apresado durante un allanamiento a un apartamento de Pompano Beach -una localidad a 50 kilómetros al norte de Miami-, llevado a cabo por agentes de la policía del condado Dade.
Ese día, Salazar compareció ante la juez María Verde, titular del décimo primer circuito judicial de Florida, señalado por el homicidio del también venezolano José Luis Sánchez Varela, de 48 años de edad, perpetrado el 28 de noviembre de 2023. Igualmente, le imputan los delitos de allanamiento de morada, robo de vehículo y secuestro.
La imagen transmitida por el servicio de televisión del juzgado mostró a un hombre enjuto y temeroso. Un chaleco verde sin mangas cubría su torso desnudo. Como no habla inglés, tuvo que contar con la asistencia de una traductora simultánea.
La información que vincula a Salazar con la organización que operaba tras las rejas del Internado Judicial de Tocorón, en Aragua, proviene de la declaración jurada del detective Humberto García, funcionario que lideró las pesquisas sobre el crimen contra Sánchez Varela.
En su deposición, García relató detalles sobre los hechos que desembocaron en la muerte de Sánchez. Este hombre fue interceptado por los homicidas cuando salía de La Quinta Inn, un hotel de dos estrellas situado frente al aeropuerto internacional de Miami. En las horas previas, el hombre estuvo en una cita con una mujer conocida como Daphne, que presumiblemente formaba parte del grupo criminal.
Desde ese hotel, el venezolano fue llevado en su camioneta 4Runner a un apartamento de Doral, donde residía con su hermano. Este rústico era seguido por un sedán plateado, utilizado por los delincuentes para trasladarse hasta el hotel.
Luego de irrumpir en el inmueble de Doral, indica el relato del detective, uno de los asaltantes, Julio César Hernández Montero, afirmó que ellos operaban con la organización liderada desde Venezuela por Héctor Guerrero Flores, alias Niño Guerrero. De allí se llevaron joyas y una caja fuerte.
Sánchez fue maniatado y asfixiado adentro de la camioneta. Salazar Maita fue identificado debido a una huella digital levantada por los criminalistas en una puerta trasera de este vehículo. De igual forma, los registros de telefonía indican que estuvo en los lugares clave y en los momentos en los que se desarrollaban los hechos más relevantes del proceso.
Por este caso, son buscados en EEUU los venezolanos Hernández Montero, Yorvis Arena Lezama (quien contribuyó a someter a la víctima), así como Yoleidy del Carmen Ilarraza. Esta mujer de 38 años de edad fue señalada por un hermano de Sánchez Varela como la persona que contribuyó a que los delincuentes se asentaran en Miami. Fue, además, quien presentó a la víctima con Daphne.
Registros del Tribunal Supremo la ubican en el estado Vargas (ahora La Guaira) en diciembre de 2016, cuando un juzgado local emitió una sentencia que la favorecía, junto a otros cinco hermanos, en un juicio sucesoral.

Expansión

Este caso de Miami ha suscitado enorme interés en la comunidad de habla hispana, pues en cierta forma confirma los temores sobre la presencia de individuos ligados a la principal megabanda venezolana.
Pero el sur de Florida no sería la única localidad donde se han posicionado miembros de la referida estructura. Cuando esta nota era elaborada, la cadena Telemundo daba a conocer el contenido de un informe que revela la presencia de seguidores de Niño Guerrero en Chicago, desde octubre del año pasado.
Lo paradójico es que todas estas informaciones surgieron con posterioridad a la intervención del penal aragüeño, que servía como centro de operaciones para este grupo. Como se recordará, Tocorón fue el escenario donde se inició la operación Gran Cacique Guaicaipuro, el 20 de septiembre de 2023. Según medios chilenos, el gobierno venezolano advirtió a través de los canales de intercambio policial que Héctor Guerrero podía estar en algún país suramericano, junto a otros 42 individuos de su organización, que se evadieron del penal poco antes de la intervención.
Ese mismo mes, Interpol renovó una notificación roja contra Héctor Guerrero, en la que se advertía por primera vez que los integrantes de su banda podían estar en suelo estadounidense. Este dato fue consignado en una entrega anterior de Crímenes sin Castigo.
Sin embargo, el dato sobre la movilización del Tren de Aragua hacia Norteamérica data de 2022.
Ese año, las autoridades chilenas advirtieron al Buró Federal de Investigaciones (FBI, por sus siglas en inglés) que algunos miembros del grupo criminal saldrían de Perú y Colombia hacia ese país, siguiendo la ruta del Darién.
“Muchos miraban a EEUU como el destino final. Ya para ese momento hacían envíos de drogas a Miami y Nueva York”, refirió un funcionario del país austral, con conocimiento de la investigación.
Uno de los “cabecillas” que habría mostrado interés en movilizarse era Larry Amaury Álvarez Núñez, señalado por medios chilenos como “cofundador” de la organización encabezada por Guerrero Flores. Alias Larry Changa, de 46 años de edad salió de Chile a Colombia, y en 2022 supuestamente manejaba planes para cruzar el Rio Bravo.
“Alertamos al FBI de que emigraban a EEUU, más que todo por un tema de drogas”, reiteró la fuente.
Este dato, al parecer, llegó a los oídos del senador republicano por Florida, Marco Rubio. En septiembre de 2022, declaró que el Tren de Aragua había llegado a EEUU a través del corredor centroamericano, junto a integrantes de la banda colombiana Primera Línea.
Quince meses después de esta declaración, empiezan a conocerse los casos en EEUU que, en primera instancia, parecieran vinculados a la organización aragüeña.
No es la primera vez que integrantes de una megabanda venezolana intentan poner pie en territorio estadounidense. En 2018, Tirso Meleán Castellanos, del clan zuliano de los Meleán, fue apresado en Texas por tráfico de armas. Tres años después fue deportado a su país natal.
Pero el caso de Tirsito luce distinto al del Tren. En aquel, el interés parecía sacar provecho de las laxas leyes sobre comercio de armas en Texas para lograr un beneficio económico en Zulia. Los de Aragua, en cambio, intentarían poner un pie como organización en varias partes de EEUU. Un proceso mucho más complejo, que los teóricos del delito organizado llaman “trasplantado”, y que generalmente va salpicado por la violencia.